lunes, 20 de febrero de 2017

Declaración de principios

El viaje es lo que importa.
Llegar,
a veces,
es solo una excusa…

Si estamos es porque estuvimos.
Desde el futuro sé que fuí quién soy.
Solo saliendo de la prisión del tiempo que hemos inventado podemos entrar en la vida feliz a la que hemos venido a participar.

Todo es infinito, hacia dentro y hacia fuera. Somos tantos como queramos serlo. Hay una multitud en cada uno de nosotros. Aceptar la diversidad es aceptarnos a nosotros mismos.

Somos muchos o no somos nadie. Somos solos o no podremos estar acompañados. Crecer es hacia dentro como hacia fuera.

Tenemos todo el derecho a cambiar, a contradecirnos, a inventar, a diseñar todo lo que queramos. Que podamos comenzar las veces que necesitemos y que aprendamos en conjunto a terminar las cosas que empezamos.

Que la familia solo sea un puente para que los hijos sean hijos del mundo y no de un padre y una madre.

Que ayudar no sea interferir, no dejando hacer al otro. Que ayudar sea contemplar, enseñar y dejar que el otro se equivoque tantas veces que se transforme en su propio maestro.

Que al enseñar seamos como el viento: se siente, se sabe que está ahí, te refresca cuando tienes calor y alza el fuego cuando solo quedan cenizas. Si hay mucho viento dá frio. Si no está es porque ya no es necesario.

Así como somos, no somos. Así como estamos, no estamos. Que valoremos todo lo que dejamos de hacer para hacer lo que amamos. Que valoremos todo el cosmos que no conocemos por estar donde amamos estar. Si no estamos donde amamos, si no hacemos lo que amamos debemos aprender a amar donde estamos y amar lo que hacemos. Amemos lo que somos y lo que dejamos de ser.

No queremos destruir el sistema, queremos crear un sistema que sea asistemático. Que en cada acto exista todo el infinito, que siendo todos distintos podamos tener propósitos comunes.

Estamos aquí, en este presente, para invitarnos a ser, estar, hacer y amar todo lo que somos estando solos y en conjunto. Los caminos los hacemos las mujeres y los hombres, en la tierra solo quedan marcas de donde ya han ido otros. Si no dejamos una huella nadie podrá seguirnos y nadie podrá conocer lo que podemos crear, solo podrán creer en lo que contemos y no existen palabras para contar lo que vivimos.

Querer no es poder, conocer nos dá poder. Por más que queramos volar no podremos hasta que conozcamos cómo hacerlo. El conocer no está en la mente, está en el cosmos, en cada parte de él. Si no somos valientes no podemos conocer. El poder es la valentía. “El amor es de los valientes, no de los cobardes”.

No estamos en ninguna parte, por que todo cambia. ¿Porqué quedarnos quietos si en tan solo un instante ya no estás donde estabas, ni tampoco eres quien eras? Avanzar es ir en cualquier dirección donde tu corazón te lleve, porque si te mueves desde el intelecto no avanzas, ni siquiera retrocedes, porque desplazarse no es avanzar.

Todos somos parte de un algo donde no hay tiempo ni distancias. Si aprendemos a ir a ese lugar podemos estar en todas partes en todo momento. Ser todo es tan importante como ser nada.

Que griten los que no tienen nada que decir. Que callen quienes creen que nadie los va a escuchar. Dejemos que crean que son dueños de algo. Nosotros estaremos aquí y ahora conversando en silencio, en un diálogo tan propio como de todos, haciendo de todo momento una fiesta y de todo lugar un jardín.

Nada tenemos porque todo está a nuestra disposición. Solo usamos las cosas y los lugares para poder vivir. Solo así nunca dejaremos un lugar para ir a otro, porque nada estará separado. Nunca nos robaran ni perderemos nada, porque todo ya lo habremos usado en el momento en que lo necesitamos.

Nuestra música son composiciones que crecen con nosotros, por que no están separadas de nosotros. No podemos encerrarlas en una versión de ellas, eso sería como enjaular un tigre que solo quiere vivir en libertad, aunque eso lo lleve a su muerte.

Nuestro arte somos todos, porque no hay nosotros ni ustedes.

No hay comentarios: