martes, 27 de mayo de 2008

El Cuarto

Volver mentalmente a los recuerdos más alegres de la infancia o tal ves pensar en su madre, creer que todo estará bien es algo que usualmente logra hacer cuando tiene miedo, excepto cuando tocan a su puerta y sabe, tiene la absoluta certeza de que no hay nadie al otro lado. Sintió como si una gota de agua muy fría recorriera desde su mollera hasta su cóccix. Quedó paralizado, quieto como una piedra, no dejaba de pensar en que fue solo su imaginación o un sonido en otro lado y que mal interpreto pensando que llamaban a su cuarto, sobretodo cuando casi sin moverse de su asiento frente a su escritorio logró ver que no había ninguna silueta que se notara por el espacio que se hace en la parte baja de la puerta y el parqué del suelo. Pensó rápidamente en prender la luz, ya que lo único que iluminaba el espacio era la pantalla de su computador, pero estaba un poco lejos del interruptor, el cual esta al lado de la puerta de entrada, detrás de él; pero pensó en que era perfecto que no hubiera luz, así pensarían que no hay nadie. Entonces decidió acercarse a la puerta e intentar ver por la cerradura si había alguien en el pasillo. Nada, ni un alma; limpio. Apoya su cabeza en la puerta y una sensación de alivio lo embarga, pero solo por un pequeño instante, hasta que golpean nuevamente, esta vez con más sutileza, casi imperceptible si no fuera por la vibración que sintió en su cráneo. Se queda quieto, muy quieto. Espera un momento y abre la puerta bruscamente.

En frente de él esta el pasillo, largísimo; las puertas de las demás piezas, las luces, el reloj en la pared, todo oscuro, una penumbra que se incrementa hacia el final del pasillo donde esta la escalera. Siente un frío tremendo y se da cuenta solo por el vapor que sale de su boca. Su mano helada aferrada aún a la manilla comienza a temblar un poco cuando su vista comienza a acostumbrarse a la oscuridad y logra ver algo en la escalera. Una figura para nada clara, podría ser alguien o solo una mala jugada de las sombras, pero la duda se termina cuando se mueve bruscamente, solo un poco, hacia delante. Aquí se acaba el silencio. Por su cabeza pasan miles de imágenes de películas e historias. Suelta un corto y agudo gemido, mientras se mueve lo más rápido posible hacia adentro de su cuarto, cuando antes de siquiera desplazarse medio metro su espalda choca con algo grande y frío. Cierra sus ojos, comienza a temblar y a pensar en su madre, en Dios, en qué malo habría hecho. Su sollozo era inaudible, pero la lágrima en su mejilla notoria. Empieza a rezar y a abrir lentamente sus ojos y se da cuenta de que hay alguien frente a él; no esta en la escalera, ni al final de pasillo está a centímetros de su cara. Puede sentir su aliento, huele a madera húmeda. El olor le hace recordar a su infancia, sus abuelos, el parrón, los platos de greda, el campo, los animales; comienza en su cabeza un viaje al pasado y aunque no tiene los ojos cerrados su mente esta viendo solo recuerdos.

Hace un poco de frío, pero su chaleco tejido por su abuela le permite estar tranquilo jugando en la quinta de manzanos; recoge un fruto del suelo y lo huele, no hay nada como esa sensación. De pronto escucha a lo lejos la carreta de su abuelo, vienen del hospital, su hermanito viene al mundo luego de que su madre estuviera mucho tiempo escondiéndolo en su vientre. Comienza a correr hacia el frente del sitio, pasa por el lado de Sansón, el perro de la casa, entra en el corredor de madera, con las plantas de la abuela y su silla mecedora a un costado. Llega a la entrada, ve que solo esta el abuelo y su padre. Se empina para ver dentro de la carreta pero no hay nada más que bolsos y frazadas. Su padre lo mira y se agacha para mostrarle el bulto de entre sus manos. Era un bebe gordo y arrugado, de manos pequeñas y débiles. “Mira, este es tu hermanito” dice el padre con la voz quebrada y los ojos vidriosos.

El pasillo esta en silencio y suena su celular. Responde con calma y la mirada perdida. Dice Papá en la pantalla.

Aprieta el botón para responder, lentamente lo acerca a su oído y escucha a su padre: “Hay un problema…tu hermano”.

A lo que él responde: “si sé, tranquilo, todo estará bien”.