lunes, 20 de febrero de 2017

Devorar.cl

Todo nació como una idea que buscaba ser una obra de arte que utiliza la potencial audiencia que entrega la exposición en internet y que tuviera un enfoque político confrontacional hacia las personas en las cúpulas de poder. Que fuera un grito. Así nació www.devorar.cl

Necesitaba tener un concepto potente de fondo, entonces comencé a articular una perspectiva que explicara la idea: Los poderosos o “devoradores” representan son quienes articulan todo para que vivamos en una sociedad morbosa e idiota, una administración corrupta de los recursos, un sistema cruel que debemos dejar en el pasado, la humanidad debe trascender a ellos, y una forma de hacerlo, sin violencia y poética es celebrar sus muertes, ya que, éstas significan que estamos más cerca de un nuevo mundo.

La obra consistía en un sitio web, una página donde estaban las fotografías de personas poderosas de Chile. Bajo su foto decía el nombre y quién era. Bajo la descripción había un botón que decía “Donar”. Al presionarlo se abría una ventana con los datos de una organización de beneficencia de alto prestigio e importancia. El dinero que se donaba iba a una cuenta y se acumulaba hasta que el devorador (la persona poderosa seleccionada) fallecía. Entonces el dinero era donado a la fundación. Los usuarios podían poner el dinero que estimaran, las veces que estimaran y a los devoradores que estimaran.

Rápidamente se hizo conocida y comenzó un debate mediático al respecto. Con eso estábamos más que conformes, pero la obra no la íbamos a bajar. Querellas. Sensura. Apoyo. Simpatizantes. Uno de ellos anónimamente hackeó el sitio solo para hacerlo in-hackeable, in-rastreable y, en definitiva, imparable. Entonces las cosas se pusieron serias.

Empezaron a llegar donaciones estratosféricas de cuentas ocultas. Y en días habían millones de dolares en la nube que irían a una fundación si fallecía un de los "devoradores".

El primero en ser asesinado fue Andrónico Luksic, un chileno de los más siniestros que hemos conocido. Fue a plena luz del día, en la plaza mayor de Madrid. Veinticinco personas lo masacraron, todo fue registrado y transmitido casi en vivo por redes sociales. El mundo se enteró de lo que sucedía aquí en Chile. Desde entonces que estoy preso.

Quién fuera que ahora controlaba el sitio encontró interesante que los usuarios pudieran proponer personajes. Se globalizó el sistema. Eso sumado a la exposición mundial tras lo ocurrido hizo que en poco tiempo todo se saliera de control.

El mundo había cambiado pero la sociedad produce hijos de puta en serie. A pesar de que en cinco años fueron asesinados el ochenta por ciento de las cúpulas del poder mundial. Solo logró que otros tomaran esos lugares.

Finalmente solo cambiamos de enemigo.

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