sábado, 18 de octubre de 2008
Viaje amarte
Tomó el dibujo y lo dobló para que entrara en su bolsillo. Miró el chaleco que estaba sobre su cama. Penso en el día en que se lo regaló. En como era todo entonces. En como se escudaba tras de regalos.
Tratando de esquivar lo importante uno hace tonteras.
Pero ya no.
Se acabaron las escusas, los regalos falsos, las miradas sin fondo, el estar pensando en nada, el mirar al infinito sin nada claro por miedo a decidir.
Subió las escaleras y golpeó la puerta dos veces.
Esperó un poco.
Golpeó de nuevo con menos entusiasmo.
Ella misma abrió la puerta.
Toma.
Se dió vuelta hacia la escalera.
Su bus partía a las 11. Estaba atrasado.
Ella lo miró tierna.
Ya no hay nada que leer, le dijo.
No es una carta.
Además no dice nada nuevo.
La abrió.
Había un dibujo y una frase.
La frase se destiñó un poco cuando le cayó la lagrima de ella.
El la miró sonriendo.
Lo de ayer no fue una despedida, le dijo.
Fue un hasta pronto.
Cada día se nota menos el "Te amo" en la carta...pero el dibujo jamás se borró.
martes, 27 de mayo de 2008
El Cuarto
Volver mentalmente a los recuerdos más alegres de la infancia o tal ves pensar en su madre, creer que todo estará bien es algo que usualmente logra hacer cuando tiene miedo, excepto cuando tocan a su puerta y sabe, tiene la absoluta certeza de que no hay nadie al otro lado. Sintió como si una gota de agua muy fría recorriera desde su mollera hasta su cóccix. Quedó paralizado, quieto como una piedra, no dejaba de pensar en que fue solo su imaginación o un sonido en otro lado y que mal interpreto pensando que llamaban a su cuarto, sobretodo cuando casi sin moverse de su asiento frente a su escritorio logró ver que no había ninguna silueta que se notara por el espacio que se hace en la parte baja de la puerta y el parqué del suelo. Pensó rápidamente en prender la luz, ya que lo único que iluminaba el espacio era la pantalla de su computador, pero estaba un poco lejos del interruptor, el cual esta al lado de la puerta de entrada, detrás de él; pero pensó en que era perfecto que no hubiera luz, así pensarían que no hay nadie. Entonces decidió acercarse a la puerta e intentar ver por la cerradura si había alguien en el pasillo. Nada, ni un alma; limpio. Apoya su cabeza en la puerta y una sensación de alivio lo embarga, pero solo por un pequeño instante, hasta que golpean nuevamente, esta vez con más sutileza, casi imperceptible si no fuera por la vibración que sintió en su cráneo. Se queda quieto, muy quieto. Espera un momento y abre la puerta bruscamente.
En frente de él esta el pasillo, largísimo; las puertas de las demás piezas, las luces, el reloj en la pared, todo oscuro, una penumbra que se incrementa hacia el final del pasillo donde esta la escalera. Siente un frío tremendo y se da cuenta solo por el vapor que sale de su boca. Su mano helada aferrada aún a la manilla comienza a temblar un poco cuando su vista comienza a acostumbrarse a la oscuridad y logra ver algo en la escalera. Una figura para nada clara, podría ser alguien o solo una mala jugada de las sombras, pero la duda se termina cuando se mueve bruscamente, solo un poco, hacia delante. Aquí se acaba el silencio. Por su cabeza pasan miles de imágenes de películas e historias. Suelta un corto y agudo gemido, mientras se mueve lo más rápido posible hacia adentro de su cuarto, cuando antes de siquiera desplazarse medio metro su espalda choca con algo grande y frío. Cierra sus ojos, comienza a temblar y a pensar en su madre, en Dios, en qué malo habría hecho. Su sollozo era inaudible, pero la lágrima en su mejilla notoria. Empieza a rezar y a abrir lentamente sus ojos y se da cuenta de que hay alguien frente a él; no esta en la escalera, ni al final de pasillo está a centímetros de su cara. Puede sentir su aliento, huele a madera húmeda. El olor le hace recordar a su infancia, sus abuelos, el parrón, los platos de greda, el campo, los animales; comienza en su cabeza un viaje al pasado y aunque no tiene los ojos cerrados su mente esta viendo solo recuerdos.
Hace un poco de frío, pero su chaleco tejido por su abuela le permite estar tranquilo jugando en la quinta de manzanos; recoge un fruto del suelo y lo huele, no hay nada como esa sensación. De pronto escucha a lo lejos la carreta de su abuelo, vienen del hospital, su hermanito viene al mundo luego de que su madre estuviera mucho tiempo escondiéndolo en su vientre. Comienza a correr hacia el frente del sitio, pasa por el lado de Sansón, el perro de la casa, entra en el corredor de madera, con las plantas de la abuela y su silla mecedora a un costado. Llega a la entrada, ve que solo esta el abuelo y su padre. Se empina para ver dentro de la carreta pero no hay nada más que bolsos y frazadas. Su padre lo mira y se agacha para mostrarle el bulto de entre sus manos. Era un bebe gordo y arrugado, de manos pequeñas y débiles. “Mira, este es tu hermanito” dice el padre con la voz quebrada y los ojos vidriosos.
El pasillo esta en silencio y suena su celular. Responde con calma y la mirada perdida. Dice Papá en la pantalla.
Aprieta el botón para responder, lentamente lo acerca a su oído y escucha a su padre: “Hay un problema…tu hermano”.
A lo que él responde: “si sé, tranquilo, todo estará bien”.
martes, 6 de noviembre de 2007
Del Huerto.
te esperaba,
no venías, harto no venías;
tú andabas haciendo doler las cosas;
tú vendrías al huerto y hace tanto huerto que te espero.
La tarde se hizo noche
no me acuerdo donde
y tuve miedo de andar toda tu ausencia solo,
y fue la tarde de volver al olvido
y fue la hora de desandar tu cariiío
y me hice noche en el huerto
y de entonces que ando noche tu recuerdo.
Puedo decir febrero ahora,
puedo mirar
el infierno de la tarde,
puedo pensar tu nombre ahora
y todo apenas, me pone un temblor en las entrañas, como ves con el tiempo todo cambia.
Ayer fue tarde toda la tarde, te esperaba, no venías,
harto no venías; tú andabas haciendo doler las cosas.
QUELENTARO
miércoles, 3 de octubre de 2007
NO SE QUE FUME
Justo nadie me vio cuando reía en silencio
Fue como aquella tarde en que volé
O como esa vez en que estaba tan solo que yo también estaba en otro lado.
lunes, 1 de octubre de 2007
PANITA
Entra al super, sección carne y saca un número. El sesenta y dos
El carnicero aprieta un botón y grita: cincuenta y nueve
Se acerca una señora y le pide un kilo de arroz y el le dice: pasillo cinco
Aprieta el botón: sesenta
Un caballero pide: dos litros de cloro
Pasillo dos
Sesenta y uno
Un litro de helado por favor
Pasillo seis; congelados
Sesenta y dos
Un cuarto de panita
Mmm … no tenemos
Muchas gracias.
domingo, 30 de septiembre de 2007
Yo También
Hola.
Hola, como estas.
Bien y tu.
Bien.
Parece que te interrumpí.
No, no importa.
Si importa… disculpa, no lo quise hacer.
No te preocupes. No era nada secreto.
Entonces me puedes contar.
Si. Estaba pensando en una escena.
¿Una escena?
En realidad en cómo sería la escena donde se daría un dialogo
¿Cómo un dialogo?
O sea… es que pensé en un dialogo…mas bien dicho, se me ocurrió algo que podría decir alguien, y estaba pensando en la escena ideal para que lo dijera.
Tal vez te puedo ayudar. ¿Qué se te ocurrió que dijera?
Es que sería algo así: están los dos sentados en un café.
¿Un café es medio cliché, o no?
No importa. Están sentados en un café. Frente a frente. Ella esta mirando la galleta que tiene en el platillo de su capuchino tibio y a medio servir, y juega un poco con la cuchara como para distraerse, mientras el le dice:
Sé que amarme no es fácil.
Es como abrasar un árbol.
No de los de campo, si no uno de ciudad.
Porque primero da vergüenza abrazarlos y que te vean.
Pero luego uno los empieza a querer y a darse cuenta de que ellos también lo abrazan a uno, aunque no tengan brazos.
Pero amarte a ti, es como abrazar a la tierra.
Tan enorme, perfecta, hermosa;
Que cuando nos acercamos a abrazarla es tan inalcanzable que nuestras carencias nos hacen creer que no podemos hacerlo, por que no nos dan los brazos, aunque no tengamos.
Tal vez ella siempre lo supo pero no lo quiso saber.
¿Qué cosa?
Que el… lo que el sentía. Tal vez los dos se han equivocado en creer que el otro es inalcanzable por más cerca que esté.
¿Tu que crees? ¿Ellos están empezando o terminando algo?
¿Yo que creo? ¿En qué momento dejamos de hablar de la película?
¿Qué película?
En la que estabas pensando.
Era una escena. Pero no de una película.
¿Cómo?
Era más que todo una situación, imaginaria… y no.
De hecho…como te explico, siempre has sido tú la del café y yo el que teme perderte; debe ser por que a veces creo que eres tan hermosa que te sé divina, poco humana y eso mas que asustarme, me detiene, hace que me dé el tiempo de dejar que el tiempo pase, para contemplarte y no tenerte, y ese es el problema, que no vivo para tenerte, sino que me gustaría que quieras despertar una mañana con un susurro mío y entre abras los labios antes de medio abrir tus ojos mientras te estiras, y sin siquiera pensar que hora o día es, desees que sea fin de semana toda la semana, solo para que estemos juntos.
¿Por qué nunca me lo habías dicho?
Si te lo he dicho, pero nunca cuando estamos juntos.
Tienes razón, parece que siempre lo he escuchado, pero no estaba segura de que eras tú.
Es que siempre supe que cuando te encontrara podría amar.
Te quiero.
Yo también.
ALGUN DÍA
Primera Parte
(No sabe qué le hace recordar algo que le esboza una sonrisa, mientras abre la llave del lavamanos y se lleva agua a la cara, como para despertar un poco.)
-Sabías que la belleza tiene algo que decirnos, por eso cuando estamos frente a ella guardamos silencio y no pensamos en lo que en otra ocasión pensaríamos. (Dice como resignándose.)
-Aunque a veces, solo a veces, lo bello es lo que se aquieta, solo para que la contemplemos. Es como cuando nos dejamos de lado un tiempo, para luego reconciliarnos. Dejamos de preocuparnos del presente,… de los detalles. (Mientras se endereza y se mira por última vez en el espejo y se seca la cara con una pequeña toalla con un bordado de flores en un costado antes de salir hacia la pieza.)
(Se para a un costado de la cama un poco cabizbajo, intenta mirarla a los ojos pero no alcanza a llegar y decide distraerse con la cajetilla que esta sobre el velador, entre pinches y anillos.)
(La toma y le da unos goles para sacar uno. Lo pone en sus labios. Vuelve a dejarla sobre el mueble. Busca fuego en su pantalón que esta sobre la cama desordenada como si el amor durmió ahí esa noche.)
(Prende el pucho con el zipo tapando con la mano izquierda, como si hubiera viento, se sienta en la cama con el zipo aún en la mano y mirando hacia abajo dice)-Tal vez por eso es que a veces no alcanzo a hacer la cama, parece que me acuesto muy tarde o me levanto muy temprano. (Aún sentado y con calma se coloca el pantalón con el cigarro en la boca, lo que hace que entre humo en su ojo izquierdo distrayéndolo. Se quita el cigarro de la boca y suspira.)
-No se por que ahora me importa. (Bota el humo con fuerza y mueve la cabeza como negando algo)
(La mira y le hace un gesto con la cajetilla como ofreciéndole un cigarro y se responde inmediatamente.)
-No creo que quieras fumar,… lo entiendo. (Hace un mohín, casi como una sonrisa)
(En ese momento suena un celular que esta sobre una cómoda llena de muñecas y algunos cuadernos y libros.)
(Mira el fono y luego a ella y le dice con voz dominante, mientras se coloca los zapatos casi nuevos y se levanta.)
-Para qué vamos a contestar,… si es importante llamaran de nuevo.
(Deja de sonar.)
(Se levanta y se acerca a la cómoda y toma el libro que esta sobre un alto de textos. Lo mira, levanta las cejas y sonríe.)
-“La vida simplemente”… Oscar Castro… un buen libro… lo leí como a tu edad.
(Lo deja donde estaba.)
(Se acerca a la ventana y mira hacia fuera como fijándose que no haya nadie.)
-Debo dejar de trabajar en esto…es estresante...aunque la paga es buena… no me quejo. (Aspira profundamente del cigarro y tira el pucho aún prendido por la ventana.)
(Se vuelve hacia la cama, la observa con nostalgia. Toma la ropa tendida sobre ella. Una polera, calcetas, una pequeña falda, su propia camisa, su corbata, un corpiño. Las ordena una por una y las coloca sobre una silla que esta apegada a una muralla.)
(Hace la cama con sutileza como si la acariciara a ella.)
-Ves que ya no soy tan torpe, ni brusco.
(Toma su camisa blanca. Se viste con ella, y por cada botón su mirada se torna más melancólica. Toma su corbata roja.)
(Se la comienza a colocar.) -Hasta la más feroz de las bestias se doblega ante algo tan hermoso. (Se arregla el cuello de la camisa. Levanta la cabeza y la mira con cariño, pero rápidamente baja la mirada.)
(Toma su chaqueta. Guarda la cajetilla en su bolsillo. El zippo en el otro. Camina hacia la puerta. Se detiene con la mano en la manilla. Y sin mirarla)
-Gracias por todo. (Se pone la chaqueta.)
(Abre la puerta. Se da vuelta hacia ella y le dice.)
-Algún día te invitaré a un café.
(Mientras se va lo único que lo distrae es el sonido de la soga…)
(Sus senos aún estaban tibios.)
Segunda Parte
-No existe un lugar donde menos se escuche la ciudad que en la azotea de un viejo edificio que a nadie le importa.
(Es prácticamente lo único que rompe el silencio, aparte del sollozo femenino capaz de apelar compasión hasta del menos humano, y que apenas se escucha por la mordaza hecha con un paño de cocina)
-Lo siento no puedo hacerlo…
(Un pequeño has de luz logra pasar entre las maderas que cubren las ventanas, iluminando parte del cuello de la chica y un mechón de su cabello rojizo, distrayendo su atención en el detalle de cuan hermoso seria todo , de qué es lo que haría si todo fuera distinto:
La tomaría por la cintura y quitaría la cinta -que afirma tus cabellos-y se besarían al ritmo de una milonga-y te perdonaría la vida…
-Pero no tengo nada que perdonar…además que esto es lo que mejor se hacer.
(A la vez que ella percata el palo con clavos que mese en su mano)
-Nena…esto va a doler.